sábado, 27 de agosto de 2011

Una entre mil

Podría enamorarme de mil mujeres
y soñar que sueñan conmigo.
Luego despertar y ser fiel testigo
de no soñar y verme querido.

Las mil serían dueñas de mi espada
mi antifaz y de mi alma desmaquillada.
Sin disfraz ni guirnaldas, nada de paja,
siendo capaz de ser yo, siendo ella mi hada.

Pero realidad viste con cara pintada,
de tanto salir con capa estrellada.
Sin nada de amor, ni un dolor que muera,
envidio al que fuera el triste vencedor.

El que arropando sus recuerdos
y despeinando un corazón,
no sepa que se merece
ser odiado mil veces.

 por una sola razón...


. bebe y resiste 

martes, 16 de agosto de 2011

Felicidades Mamá.

Payaso llorón..

Nos hacemos mayores,
tanto tú como yo, 
y a cada día, 
cada año que pasa
la distancia es menos larga, 
más corto el hilo 
que une el cordón 
que un día al nacer se rompió. 
Es inevitable 
que cada vez que quiero escribirte, 
recuerde tu sonrisa, 
tu protección, 
tu cariño, 
la pasión por mí, 
el más pequeño
de tus grandes logros.
Cerrar los ojos 
y pensarte 
es sinónimo 
de sonrisa en mi boca, 
de recuerdos gratos, 
de volver a notar la mágica sensación 
de estar fuera de peligro, 
un infante otra vez. 
Nos hacemos mayores, 
pero sin duda alguna 
nuestro corazón 
sigue latiendo a la par.


domingo, 7 de agosto de 2011

Náufragas

"El pequeño niño se hizo hombre
le quedó corta la cuna
al sincerarse a luna
al tener penas por costumbre"

Recuerdo los últimos versos
de un relato que escribí
y perdí inmerso en un terso
y largo cuento sin fin.

Y ahora me encuentro perdido
por perder lo que me hacía encontrarme
por contarle historias que arden
de esa fragua de amor, a nadie.

Palabras náufragas del olvido
hijas de la herida en carne
ellas, que hacían olvidarme
del amor, adónde habrán ido...


. bebe y resiste

lunes, 1 de agosto de 2011

El tiempo, pasa.


Payaso llorón..

El tiempo pasa,
e indefectiblemente
nos empuja hacia delante
y nos deja a merced
de los recuerdos
que todavía están
por llegar.
Cambian los días,
cambian las calles,
las noches,
los bares,
tú.
No podemos evitar
la dulce amargura
del paso del tiempo.
A veces
cuando nos ensimismamos,
volvemos a aquella tarde soleada,
o a aquella noche mágica,
o si el pasado es reciente,
casi somos capaces
de convertirlo en nuestro presente.
Así
que podríamos decir
que nuestra cabeza
al avanzar
es un vaivén
entre recuerdos
y lo que está por llegar,
entre lo que nos ha pasado,
y lo que nos pasará.
Entre lo que se nos va
y lo que, esperemos
volverá.