Nos hacemos mayores,
tanto tú como yo,
y a cada día,
cada año que pasa
la distancia es menos larga,
más corto el hilo
que une el cordón
que un día al nacer se rompió.
Es inevitable
que cada vez que quiero escribirte,
recuerde tu sonrisa,
tu protección,
tu cariño,
la pasión por mí,
el más pequeño
de tus grandes logros.
Cerrar los ojos
y pensarte
es sinónimo
de sonrisa en mi boca,
de recuerdos gratos,
de volver a notar la mágica sensación
de estar fuera de peligro,
un infante otra vez.
Nos hacemos mayores,
pero sin duda alguna
nuestro corazón
sigue latiendo a la par.
No hay comentarios:
Publicar un comentario