la tormenta en tierra seca,
agua que no llega al río
y jamás seca, brío.
Dos ancianos que se miran,
viendo más allá que el resto.
Pasa el tiempo y él y ella
aún sonríen, justo esto.
Aquello que no se ve,
tampoco se puede decir.
Aquello que busqué
cuando sólo iba a venir.
Aquello que se ganó
y también que fue perdido,
Ello, de tener nombre
haría de ésto un sinsentido.
J.
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